Los usuarios reciben cientos de emails por el nuevo cambio en la ley de protección de datos

El RGPD entró en vigor hace un mes, y con él, casi todas las empresas estuvieron mandando durante varios días correos electrónicos a los usuarios para que se cercioraran sobre este aspecto y solicitarles renovar el consentimiento para poder conservar sus datos y así poder seguir enviándoles información o publicidad. Aunque casi todos estos correos eran innecesarios.

Como sabemos, este nuevo reglamento es una de las leyes más importantes y exigentes para poder proteger a los usuarios en Internet. Nació con la intención de evitar que empresas de todo tipo, en especial redes sociales, vendan datos personales a terceros sin autorización. 

¿Por qué todas las empresas bombardearon con mails a los usuarios?

Es importante recordar que la ley de protección de datos de 1999 ya era bastante exigente en temas de privacidad, por lo que la gran mayoría de los negocios españoles ya cumplían con los requisitos que posteriormente se exigirían en el RGPD. Por tanto, abrumar a los usuarios con tantos correos no era necesario y para muchas compañías e instituciones fue peor el remedio que la enfermedad, ya que fue contraproducente para sus intereses.

Probablemente, este cambio en la privacidad hizo que surgiera una extendida confusión para todas las empresas, y algunas de ellas no estuvieron correctamente informadas o asesoradas.

El efecto contagio es una de las principales razones por las que se produjo este hecho

No es de extrañar que las empresas quieran cumplir con la normativa, ya que ésta tiene sanciones muy cuantiosas si no se cumple. Pero ver cómo algunas de ellas pidieron consentimiento (porque era necesario), hizo que se produjera el efecto contagio. Es decir, cuando el resto de empresas pidieron consentimiento a los usuarios por imitación.

Aunque debemos tener en cuenta que no es necesario renovar el consentimiento si ya existía una relación contractual previa. Por ejemplo, si un usuario de un email de forma voluntaria, se escribió una newsletter o se clica en una casilla para dar su aprobación. Si esto es así, no hace falta renovar el permiso a no ser que la empresa quiera usar sus ficheros con nuevas finalidades.

¿Cuál ha sido el resultado de este aspecto?

Probablemente, las empresas no fueron conscientes de lo que suponía el RGPD hasta que se acercó la fecha de su entrada en vigor. Podemos decir que el envío de mails constante para renovar el consentimiento ha tenido el efecto contrario al que se deseaba: los usuarios no han respondido de forma positiva y ha provocado que las empresas hayan perdido la mitad de sus bases de datos.

Todo esto ha provocado que las campañas empleadas por dichas compañías tenga mucha menos influencia de la que tenían previamente.

A pesar de ello, si las bases de datos cumplen con el reglamento, se pueden seguir haciendo campañas de envíos de información aunque el usuario no haya respondido de forma afirmativa. Pero también se puede volver a enviar la solicitud de consentimiento para intentar completar de nuevo los ficheros.

¿Hay algún aspecto positivo en todo esto?

Podemos decir que sí. Toda esta situación ha servido para que los usuarios sepan cuáles son las empresas que tienen sus datos y, según lo que ellos prefieran, responder de manera positiva o negativa a las solicitudes.

Aunque es cierto que no ha habido demasiada información al respecto y por ello, tanto usuarios como empresas, se han visto abrumados ante este cambio en las políticas de privacidad.

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