El pasado domingo, el programa Cuarto Milenio de Cuatro invitó al periodista Alejandro Álvarez, especialista en Nuevas Tecnologías e Internet, para comentar esta inquietante noticia que nos afecta a nuestra intimidad, nuestra imagen y nuestra protección de datos e información personal.
(enlace al vídeo de Cuarto Milenio)
Los hechos ocurrieron hace ya seis años, tiempo suficiente en el cual la tecnología ha avanzado y han aparecido nuevos medios de comunicación social (whatsapp, hangouts, o el actualmente de moda telegram). Lo que nos debe de asustar ya no es la intromisión en el derecho fundamental a la intimidad ocurrida en el pasado, sino la capacidad que las autoridades pueden tener en este instante para meterse en nuestras conversaciones, nuestras fotos, nuestros datos personales, nuestras claves, nuestros perfiles financieros, nuestra sexualidad, nuestras creencias, y un largo etcétera de ámbitos de nuestra vida que creíamos protegidos.
No por tratarse de ciudadanos británicos el hecho nos debe parecer lejano. Se trata de unos de los ordenamientos jurídicos más protectores de la intimidad ciudadana. Y aún así, el gobierno ha decidido enarbolar la bandera de la seguridad ciudadana para defendernos de la amenaza terrorista adoptando tácticas propias de la stasi. ¿No lo estarán haciendo igualmente los servicios de inteligencia españoles? Recordemos que las motivaciones (terrorismo) han estado y siguen estando muy presentes en nuestra sociedad.
Dato curioso es el hecho de que el 10% de los investigados al azar estaban en actitudes sexuales. Y es que la gente utiliza estos medios como vía de transmisión de datos propios de alto contenido sexual. Lo cual, ahora se confirma, que desde luego, no es seguro.
Hoy en día cualquier dispositivo smartphone o smartpc cuenta con una o dos cámaras de captación de imagen en vídeo. Los expertos advierten que en la actualidad existe software especializado que permite al hacker controlar la cámara del equipo sin mostrar indicios de que este esté funcionando
Y por supuesto nuestro smartphone está dotado de un micrófono que capta a la perfección nuestro sonido y nuestras conversaciones privadas. Llevamos encima múltiples fotos de nuestro día a día, y de nuestras noches. Igualmente, el dispositivo nos conecta a nuestro banco, a nuestra cuenta de ebay y a otros mil sitios de contenido económico.
Y en medio de todo este escenario, salta la noticia de que hace 6 años (en la edad de piedra de la comunicación social) ya nos estaban espiando. ¿No da un poco de miedo? Recordemos que hoy en día estamos en todo momento geolocalizados con la posición de nuestro teléfono, lo cual añade más factores a tener en cuenta.
Pues la mejor medida, desde luego, es evitar tener informaciones personales, fotos y realizar conductas que no queramos que sean difundidas o vistas por los ojos indiscretos. Y si aún así no podemos evitarlo, protegernos adecuadamente:
Aún así y todo, nunca estaremos fuera del alcance de las maquinarias de investigación, en muchas ocasiones obscenas, que les estamos permitiendo a los» estados de derecho y bienestar».
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